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Mientras la pequeña Paula iba creciendo, trabajaba en
casa para ayudar a su madre económicamente, y cuidando de sus hermanos, ya que
a los 10 años se quedo sin padre. Pero los sueños de Paula seguían, dos amores
se iban destacando: los niños y la Virgen. Ella era la mejor catequista que
tenía el Párroco de Arenys. Paula tenía
gran devoción a María y así se lo enseñaba y trasmitía a los niños: “María
os ayudara a descubrir el sueño de Dios sobre vosotros”. Paula acoge la llamada de Dios con
total disponibilidad y así en 1829 marcha a Figueras, donde abre una escuela
para niñas. Lleva una compañera Inés Busquet y a estas dos se le unieron en
estos primeros inicios algunas más.
Paula tiene un
ideal “Salvar a las familias educando a
la niñas en el Santo Temor de Dios”. Se ha dado
cuenta, que la familia es algo fundamental en la sociedad, que la base de la familia
es la mujer y por ella, Paula “ofrece” todos sus desvelos bajo la guía de los
Padres escolapios, ella estructura definitivamente el grupo con espiritualidad
y reglas calasancias, junto con tres compañeras, hace su profesión religiosa el
2 de febrero de 1847 en Sabadell, a los tres votos: castidad, pobreza y obediencia,
Paula añadió un cuarto voto, el de enseñanza. Eran las primeras Hijas de
María Escolapias. Al mes siguiente, el 14 de marzo, se celebró el
Capítulo en el que no se eligió a Paula como Madre General, ni como consultora…
así empezó su camino de humildad y dedicación plena y escondida a la
Congregación “Olesa de Montserrat fue como el granito de trigo que tiene
que ocultarse y morir para comunicar vida. Paula fue como un soplo del Espíritu
de amor, que dejó en todos los rincones la huella de una vida gastada por
Cristo para el bien de todas las personas. En el “anonimato”… en todas partes
se puede hacer bien a los demás, se puede amar, se puede orar…”
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Después de 13 años en Figueras,
Paula abre una segunda escuela en Arenys de Mar y una tercera en Sabadell. Por
encargo de lo Superiora General Paula irá fundando e impulsando nuevos
colegios, Igualada, Vendrell, Masnou, Gerona, Blanes, Barcelona, Sóller, Olesa
de Montserrat, y siempre con la misma entrega, el mismo entusiasmo, el mismo
esfuerzo, y sobre, todo la misma confianza en Dios. Paula muere en Olesa de
Montserrat, el 26 de febrero de 1889, gozando de fama de santidad.
Su vida puede
definirse: vocación de amor y servicio a la niñez y juventud femeninas, a
través de la educación cristiana y promoción integral y humana de las mismas.
El 25 del mes
de noviembre del año 2001 Paula Montal
es proclamada Santa en la Basílica de San Pedro en Roma por el Papa Juan Pablo
II.